2/29/2012

Mal de amor


Volvía a ser un día oscuro en casa la señora Rosalía, es mi vecina desde hace ya muchos años, antes de que yo naciera. En la escalera siempre habíamos dicho que estaba loca, que se había vuelto cuando a su marido murió, ya hacía muchos años. 


Se paseaba siempre de arriba a bajo,subiendo y bajando las escaleras del edificio, sin rumbo, con una bata larga hasta los pies y unas alpargatas viejas que nunca se quitaba. Se habían amado mucho ella y su marido, porque según lo que mi madre me ha contado les costó muchos esfuerzos estar juntos. Ella era una chica joven de clase alta y él sólo un obrero de la fabrica; les bastó solo verse una sola vez para quedar enamorados, pero claro, ella era de buena clase y él un pobre a no poder más y eso significaba amor imposible.

El marido murió a los pocos años de casados, creo que cuando yo sólo tenía cinco años, pero me acuerdo muy bien de él, era un hombre muy bueno. Siempre que me veía me daba aquellos caramelos de limón que no he vuelto a probar nunca y me contaba historias que le habían contado a él cuando era pequeño.

Tenía un montón de problemas por haber trabajado tantos años en la fábrica, y al final se acabó muriendo por culpa de los pulmones llenos de negro humo. Y a la señora Rosalía después de quince años todavía no se ha recuperado.

Pero hoy es un día muy especial por la escalera, es el cumpleaños de Rosalía y entre todos los vecinos hemos decidido regalarle un perro. Mi madre no se fía mucho de que lo pueda cuidar sola, pero no se ha negado a la propuesta porque cree que un poco de compañía le hará bien.
Le acabamos de dar el pequeño perrito y creo que es la primera vez desde hace mucho tiempo que la veo sonreír.

Ahora sólo espero que esto le ayude a superar su mal que ni el mejor de los médicos ha sabido curar.

Eva

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